Hace unos días recibí una captura de pantalla con una opinión interesante sobre la frecuencia ideal para enviar correos electrónicos. Te la comparto a continuación:
Hola, soy XXX. Me dedico al marketing online desde hace más de 12 años.
Según mi experiencia, no se deberían enviar más de tres correos por semana.
De hecho, lo ideal sería limitarse a dos como máximo.
Cuando he superado ese número, he observado que la tasa de cancelación aumenta hasta un 50%.
Mi lista está compuesta principalmente por emprendedores y creadores de contenido.
También he comprobado que el mejor horario para enviar correos es antes de las 09:00h, especialmente entre semana.
Sin duda, es un consejo útil si tu objetivo principal es reducir las bajas en tu lista de suscriptores.
Ahora bien, si me permites una reflexión más directa: si lo que realmente buscas es minimizar las cancelaciones, lo más efectivo sería enviar un correo al mes… o incluso no enviar ninguno. Jamás.
Pero claro, eso nos lleva a una pregunta más profunda:
¿Cuál es tu verdadero objetivo?
Porque, desde mi perspectiva, hay metas mucho más estratégicas que simplemente evitar bajas:
- ¿Vender más?
- ¿Rentabilizar tu lista de suscriptores?
- ¿Construir una comunidad activa y comprometida?
Si estás dispuesto a escuchar un consejo gratuito:
Envía un correo cada día.
Sí, algunas personas se darán de baja.
Pero muchas otras leerán tus mensajes con mayor frecuencia que si los envías una vez por semana, al mes, o en fechas tan improbables como cuando las focas visitan la luna.
Y cuando eso ocurre, sucede lo importante:
Más personas compran, recomiendan, interactúan y se integran en tu universo.
Esto no es magia, es lógica.
Aunque, curiosamente, en marketing, la lógica suele ser lo menos aplicado.
Yo empecé en este mundo en 2017.
Y desde entonces he repetido una idea que considero fundamental:
La repetición es el arma de persuasión más poderosa de la historia.
No lo digo yo. Lo dice la historia.
Casi nueve años enviando correos diarios, participando en cientos de campañas en múltiples nichos, me han enseñado algo esencial:
Lo que cuenta es el impacto, no las bajas.
Toda esa experiencia está condensada en mi formación:
