No regreses, Adán mío,
si no ganaste mil euros
porque la nevera grita
y los niños tienen dientes.
Yo no puedo recibirte
con los bolsillos hambrientos.
Ya sabes que soy mujer
digna de un señor jeque.
Trae dinero como un hombre
y no me vengas con céntimos
para sumar calderillas
a la chatarra del viernes.
Con mil euros cada día
tienes la puerta abierta.
Con menos no hay entrada
ni te regalo mis besos.
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