Vas buscando referidos
para abrir publicidades
por ese tu paraíso
donde no abunda el paro.
Así me gusta, Adán mío,
que seas buen empresario
en el país donde hay
aspirantes a funcionarios.
Tú abres esos correos
y cobras un buen salario
para vivir a lo grande.
Por eso te amo, Adán,
mi primer hombre soñado,
tan rico y millonario.
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