El Banco Pastor me da
treinta mil euros de nada
enseñándole la nómina
de mi marido y esclavo.
Compraré unos zapatos,
un abrigo y una manta,
la cuna que nunca quise
otro armario de castaño.
No me cobran el estudio
de mi caso, pero pago
la comisión de apertura
del préstamo regalado.
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